Pergamino balompédico
Alex Carbajal Berber
El bombo de los jodidos
Tras el pase conseguido sin
sufrimiento ante Nueva Zelanda, a la Copa del Mundo de Brasil 2014, la
selección mexicana no debe bajar las veladoras del altar, pues su condición
geográfico-futbolística seguramente lo colocará el 3 de diciembre en el bombo
de los jodidos.
Y no me refiero al tipo de
jodidez que nos embarga cuando comparamos la condición de primer mundo de los
neozelandeses con la realidad del Estado fallido mexicano -que en nada mermó
tras su eliminación del Mundial-, sino a aquella que potenciará las
posibilidades de que la selección nacional quede ubicada en un “grupo de la
muerte”, si se confirma su estancia en el bombo de los equipos más débiles, los
de Concacaf y Asia.
Antes de preocuparse por los
bombos, sin embargo, hay tantas cosas que los directivos de nuestro balompié
deben determinar ya, aunque ya se hayan dado adelantos de que Miguel Herrera
continuará al frente de la selección mexicana, con la anuencia de Televisa.
El tema más importante, de
paso, es la definición y el establecimiento de las reglas del juego con
respecto a los “europeos” de la selección mexicana.
El ejemplo más claro es el de
la portería: Herrera no cesa en su elección de Moisés Muñoz, por nada más
evidente que gratitud, aun cuando el portero neozelandés no sólo evidenció el
sobrepeso del arquero americanista, sino que hizo más visibles las deficiencias
del portero mexicano. Memo Ochoa, el mejor portero mexicano de la actualidad,
debería ser el indiscutido, pese a los malos entendidos de la Comisión de
Selecciones Nacionales con los futbolistas de clubes europeos.
La ausencia más grande no
sería la de Carlos Vela (si ese jaleo no muta), sino la de un estilo de juego
definido. México no sabe a qué ni con quién juega. Ante Nueva Zelanda le fue
bien, pese a haber sido sucursal del América, y de hecho se hizo un
descubrimiento muy grande para su futura alineación, como fue la polivalencia e
inteligencia del Gullit Peña, un extraordinario recuperador de mediocampo que
se mostró como el que más ante los neozelandeses. Y es del León.
Las veladoras servirán para
evitar un “grupo de la muerte”, pues a lo que se ha visto, sería una muerte
anunciada. Ya no se habla de que México dé el paso de un simple participante, a
un protagonista, disputando ese famoso quinto juego. Bajo el esquema actual,
muy lejano de las posibilidades de futbol que tenía –otro ejemplo- Ricardo
Lavolpe, aún con una plantilla más reducida en el ataque, ahora el objetivo
será no quedar eliminado en la primera ronda; ante dos potencias y un africano
en el grupo, habría que ir pensando en perder por default antes de que la
realidad golpee de frente.
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