Facultad de Ciencias
Dan a conocer acciones de
protección
contra riesgos en erupciones
volcánicas
*Héctor Manuel Dimas, de la
Secretaría de Salud, habló sobre las posibles afectaciones de una erupción
volcánica, así como de la atención que existe para estas emergencias
Redacción - Dimensión
Dentro del Taller de
Partículas Suspendidas “Fuentes, evaluación e impacto”, que se realizó en la
Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima, también se abordaron las
acciones de protección contra riesgos en caso de erupciones volcánicas.
El responsable de Atención de
Emergencias Sanitarias de la Secretaría de Salud del Estado (COESPRIS), Héctor
Manuel Dimas Meraz, detalló los riesgos y la gestión así como los tipos de
atención que existen en caso de una erupción.
Afirmó, al desarrollar este
tema, que todo evento extraordinario que constituye un daño o riesgo para la
salud pública, exige una respuesta inmediata y coordinada.
El funcionario dijo que Colima
es uno de los estados mexicanos considerados de mayor riesgo para la ocurrencia
de desastres ocasionados por fenómenos naturales debido a su geografía y que
las condiciones en los ámbitos económico y social favorecen brotes de
enfermedades como varicela, hepatitis A, intoxicaciones por consumo de
alimentos en malas condiciones sanitarias, dengue y diarreas.
Señaló que las afectaciones a
la salud provocados por las erupciones volcánicas pueden ser desde heridas
hasta muertes. Detalló que los fallecimientos pueden ser por contacto con el
material volcánico, ahogamiento y traumatismo, mientras que las heridas pueden
ser por contacto y aspiración de cenizas y gases, y traumatismos.
“La ceniza puede contaminar los
alimentos y el agua, y también afectar a personas con problemas pulmonares
crónicos; también originan colapsos de techo, disrupción de servicios de
electricidad, televisión, radio y telefonía, como hemos experimentado en los
últimos años”, detalló. Dimas Meraz precisó que la ceniza también puede dañar
los equipos de aviación, causar incendios, impacto de balísticos y relámpagos.
Añadió que, tras una erupción
volcánica, las acciones incluyen la verificación del abastecimiento y
disponibilidad de agua potable; manipulación, almacenamiento y distribución de
alimentos; disposición de residuos y desechos sólidos, y control de
enfermedades transmisibles.
Dimas Meraz dijo que, de
manera permanente, se debe mantener informada a la población sobre estos
riesgos, y recomendó que para disminuirlos o mitigarlos se deben limitar los
desplazamientos de vehículos, reducir la ceniza en hogares, limpiar techos,
protegerse los ojos y lavar frutas y verduras.
Remarcó que la mejor
protección ante la caída de ceniza es la mascarilla N95 y recomendó no usar el
cubrebocas en estos casos. Antes de finalizar, dio a conocer el esquema que su
oficina sigue en caso de detección y atención de una emergencia de salud.
Primero, dijo, “se detecta la
amenaza, daño o riesgo; en seguida se corroboran las fuentes de información y
entonces se hace la detección inicial, se acude a verificar y se hace la
notificación inicial, donde se analizan y toman decisiones”.
Posteriormente, se manda una
alerta y se hace el seguimiento: “Aquí se verifica el impacto y su efecto, la
respuesta inicial, y se culmina el proceso con una evaluación inicial. Toda la
información recabada debe ser transmitida rápidamente para su análisis y toma
de decisiones”.
Señaló que tras del desastre
se ofrece atención médica, vigilancia epidemiológica, sanitaria y de calidad de
agua, atención psicológica, promoción de la salud, saneamiento básico y control
de vectores para evitar brotes de enfermedades.
Las sesiones del taller
contaron con la asistencia de alumnos de la Facultad de Ciencias y fueron
organizadas por el Cuerpo Académico 75 “Ciencia ambiental y gestión de riesgo”,
como cada año.
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