Pergamino balompédico
Alex Carbajal Berber
Rafa Márquez y Lobos
Algo bueno, y que no podrá
reprochársele al técnico nacional interino Víctor Manuel Vucetich, es que en su
primera convocatoria en forma haya llamado a un grande de la historia del
futbol mexicano, como Rafael Márquez, y a uno de los jugadores más
desequilibrantes de nuestro balompié, Lucas Lobos.
Los problemas en defensa
se vinieron en cascada durante la eliminatoria, y la presencia de un tipo con
tanta experiencia, en la mejor versión del Barcelona en toda su historia, quizá
de todos los clubes en el Mundo, es una solución sencilla y sensata que Chepo
de la Torre no pudo ver en tantos partidos.
Algunos denigraban el
último tramo de la carrera de Rafa Márquez, por haber ido a la MLS, obviando
que fue llevado ahí como una de las estrellas de la liga –por cierto, tan o más
competitiva que la mexicana-, tanto por su calidad técnica, como por su polivalencia,
representada fielmente en el alto salario que cobrara en los New York Red
Bulls, y recalando en un histórico como el León de México.
En el caso de Lucas Lobos,
se suma a la convocatoria de otro nacionalizado, Chaco Giménez, que en los
partidos que disputó que no fue la solución de un futbol mexicano que debe
reconocer su trayectoria por varios clubes, pero que para nada debe rendirle
pleitesía. De hecho, las características de Lobos lo acercan más al Sinha que
alguna vez necesitó tanto la selección mexicana, que lo teóricamente plasmable
del Chaco para efectos prácticos.
Quedan dos partidos
complicadísimos, con la presión en extremo para el cuadro tricolor. Un desliz
representaría quedar fuera de la Copa del Mundo, por lo que la maquinaria de la
Federación Mexicana de Futbol no debe escatimar esfuerzos en, por ejemplo,
“convencer” a Carlos Vela y Memo Ochoa, de aceptar nuevamente un llamado, ahora
que Chepo de la Torre ya está fuera.
En dado caso de que se les
llame, deberán ser titulares indiscutiblemente. Se deben dejar atrás
nacionalismos baratos que confunden la bandera con el jersey Adidas en tono
verde. Si esa fuera la tónica en el mundo balompédico, Chaco Giménez seguiría
esperando una oportunidad para siquiera ser llevado a la banca de banca de la
albiceleste, como alguna vez lo fue.
De paso, se estaría dando
un puñetazo en el escritorio ante los equipos del área. Tener al mejor portero
de la Ligue 1, y a uno de los mejores delanteros de la Liga de las Estrellas
–al menos en la categoría terrenal, no de dioses-, sería como apostar grande en
el Baccarat, como si tuviéramos un as bajo la manga.
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