Pergamino balompédico
Alex Carbajal Berber
El reinado de Blatter
Durante la semana se publicó una
entrevista de un medio español con el presidente de la FIFA, Josep Blatter.
Directamente desde Suiza llegaron las comparaciones con respecto al cambio del
pontífice de la religión católica, que asumió hace unos días un argentino
hincha de San Lorenzo de Almagro, el Papa Francisco, de nombre Jorge Mario
Bergoglio.
En Zúrich, a semejanza del Vaticano, la
centenaria organización reúne a 209 selecciones del orbe, cuyo efecto es tan
importante como los beneficios lúdicos que presenta el futbol en sí para la
población de estos centenares de países.
Para Blatter, quien ya está a punto de
cumplir 15 años de reinado -tras la longeva administración del brasileño Joao
Havelange-, lo importante es que su sucesor continúe con el modelo de éxito,
que visto desde su oficina se llama globalización.
Este efecto globalizador del futbol ha
sido la premisa fundamental de la FIFA moderna, la que saltó del modelo
romántico de Inglaterra ´66 e incluso México ´70, a intentos más desafiantes
tras varios mundiales en sedes tradicionales –Alemania, Argentina, España, otra
vez México-, como lo fue el Mundial de Estados Unidos o la primera Copa del
Mundo en dos países, y en el extremo oriente, que fue Corea/Japón.
La mejor muestra de este efecto globalizante
es la Copa Mundial de Sudáfrica 2010. En palabras del propio Blatter, el
partido que más ha disfrutado es el de la final de este torneo, entre España y
Holanda, pues fue “su Mundial”. Desde Havelange, los votos africanos han sido
los más importantes de mantener. África es la confederación más numerosa, con
54 integrantes, uno más que el continente europeo, que siempre en votaciones se
decanta lo que diga la UEFA.
Es así, como al igual la Iglesia
Católica le debe mucho a Latinoamérica, la FIFA le debe mucho a los africanos.
Sin importar muchas veces el medio, los votos del continente negro han sido
fundamentales para conseguir sedes que sean política o financieramente
correctas al momento para la Federación Internacional. Esto no quiere decir que
el próximo presidente de la FIFA saldrá desde las oficinas de la CAF en Egipto,
pues el objetivo no es complacer a los votantes, sino mantener el modelo
exitoso.
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