El adiós de Jelipillo
y otras cosas más
Ricardo Castañeda Avila | Dimensión
O sea, qué onda con Jelipillo y su aire
de galán. Digo, está bien que se quiera
despedir del pueblo mexicano de la mejor manera posible, pero rindiendo culto a
su propia imagen. No, por favor. Calderón se está yendo como llegó Peña Nieto,
envuelto en detallados de cámaras y micrófonos, como si fuera promocional de
telenovela o ya de plano, como los videos de panelistas de la seño Laura, con
melodrama y toda la cosa.
Claro, a falta de discurso, esta fiesta
audiovisual, cuidadosamente diseñada, es lo único que le queda por hacer a Jelipillo. Y el Mundo de Caramelo que
jamás cumplió, dicen más que mil
palabras.
Mientras que el aún presidente de esta
traqueteada patria construye su leyenda
de galán sin copete, al estilo Luis Miguel, también anuncian el sexto y último
informe de gobierno, con el mismo entusiasmo con el que policías federales se enfrentaron con agentes gabachos al
confundirlos (eso es muy raro en este pobre país, sin huevos). Digo, cómo
diablos quiere Jelipillo que nuestros entrañables hermanos de gabacholandia nos
ayuden a terminar con la violencia que vivimos hoy en día, si los reciben con
esas jaladas. No, por favor, señor presidente, eso es de muy mal gusto. En
estos momentos críticos, donde los mexicanos vemos que nuestra democracia es
como las películas de los hermanos Almada.
Pero, bueno, que Calderón se quiera ir
con la ilusión de ser galán, no importa. Total, es un mundo de caramelo apenas
comparable con el de Carstens, que luego de negar una supuesta alteración de documentos en
Baxico a favor del Revolucionario Institucional, acepta que sí se hicieron unas
pequeñísimas correcciones por problemas con el sistema del Scotia Bank. Sí, que
pueden ser para Carstens en su mundo de caramelo 50 millones. O sea, eso no es
nada. Algo así como la lavandería del HSBC.
En fin, a los del tricolor todavía ni
les dan las llaves y andan que no caben.
Dicen que no le temen a una alianza entre los del Acción Nacional-Revolución
Democrática, llaman a los del Movimiento
Progresista “reyertas inútiles”. Claro,
recurriendo al lenguaje dominguero, y para colmo dicen “arreglaremos el
desorden en México”; eso sí, muy categórico. Ya nomás les faltó decir que en 15
minutos, en homenaje al ex presichente
Fox. Y los panistas se ponen peor que
Sicilia House.
Así las cosas, total, antes de que
Jelipillo corra del país, debería, mínimo, solucionar el problema de los
blanquillos. Mínimo, dar la cara por dejar a México sin huevos y si no, lo
mandaremos a la Nueva Jerusalén de monaguillo, esa su tierra donde la educación
no tiene lugar.
Y los huevos, qué.
Ya me voy con estas manos que tanto
escriben y tanto hablan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario