Compartiendo
diálogos conmigo mismo
El ser humano ha de encontrar al ser
(En este acercamiento de pulsos es donde se sustenta la continuidad del ser humano)
Víctor Corcoba Herrero
I.- ASISTENCIA A LOS DÉBILES COMO DIARIO DE VIDA
La vida es un continuo
apoyo entre análogos,
un persistente hacer
para rehacerse entre sí,
un perseverante vencer
y convencer diario,
pues en la constancia
de ese mañana unidos,
es donde mana el vivir
y emanan los gozos.
A cada cual le toca
examinar su conciencia,
conocerse en el gran
abecedario de la entrega,
y reconocerse en la veraz dote a los demás,
pues componiendo y
recomponiendo el orbe,
es como se consolida y
dignifica a la persona.
Presentarse a los
débiles como la luz del día,
es lo que nos hace
grandes a los ojos del ser,
una obra que nos
requiere a todos en desvelo
concentrado, constante
y animoso en el andar,
para conciliar los
pasos y reconciliar andares.
II.- LA JUSTICIA SOCIAL COMO RELACIÓN DE VIDA
Sin justicia social no
habrá evolución humana,
tampoco existirá
aproximación de caminantes;
y los clementes frutos
del sosiego se disiparán,
porque tendremos que
batallar por un mundo,
sediento de amor y
desértico de comprensión.
Lo ecuánime siempre
emerge corazón adentro,
nace a través de una
opción clara en el actuar,
de un trabajo
constante en el verse y moverse,
de un compromiso con
la edificación del uso,
en el darse porque sí
y en el donarse sin más.
Es un modo de inmortalizar
una civilización,
una manera de
cohabitar reencontrándonos,
de responder a la
mirada del que nos llama
y de corresponder con
nuestra fiel presencia:
a esos últimos sin
aliento, que nos aclaman.
III.- LA SOLIDARIDAD COMO DEBER DE VIDA
El mundo de la
indiferencia nos ha decaído,
la pereza por el deber
de cobijo nos hunde,
la desgana nos
encierra entre mil murallas,
la dejadez nos apaga
cualquier entusiasmo,
y lo que nos enciende
es un ser aprovechado.
Hay que salir de los
garrotes del aislamiento,
con la mítica
esperanza de un ser desprendido,
dispuesto a unirse y a
reunirse con los pobres,
a tender la mano sobre
el que nada en la nada,
y a extender los
brazos en abrazo permanente.
También hoy esta
defensa copartícipe es vital,
es la potencia de una
auténtica transformación,
es el camino
indispensable para hermanarnos,
es la prueba de
nuestra fidelidad con el linaje,
y de nuestra
conversión a la versión del verso.
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